Editorial

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http://dx.doi.org/10.24038/mgyf.2019.021

Pedro Javier Cañones Garzón

Director de Medicina General y de Familia

Trabajamos por primera vez juntos en el Congreso de Marbella de 2003. Él era el presidente del comité organizador y yo el del científico. Pasamos muchas horas con tranquilas y distendidas charlas. En los años siguientes comenzamos a colaborar en la revisión y evaluación de las Comunicaciones del Congreso, lo cual significaba siempre una intensa actividad durante varios meses previos.

No sé si eso es amistad, pero constato que establecimos entre ambos una relación muy especial, una relación que nos impulsaba a telefonearnos periódicamente por los más variados motivos, y no siempre profesionales. Tuvimos además la fortuna de que nuestras esposas se hicieran amigas…

Hace 8 años la revista de la SEMG, Medicina General y de Familia, adoptó un nuevo formato y debimos poner en marcha un complejo sistema de revisores coordinados por tres editores. Pensé en seguida en él, porque no conocía a nadie tan concienzudo, tan sistemático y a la vez tan dado a la prudencia y a la amabilidad a la hora de contestar a los autores.

Para mí han sido quince años mágicos en todos los aspectos profesionales, en los que me he sentido acompañado por su presencia en la distancia, una presencia que, como cantaba Alberto Cortez, ahora ya no se puede reemplazar.

Como siempre por estas fechas, el próximo mes celebraremos nuestro Congreso anual, pero toda la preparación previa no ha podido contar con su inestimable colaboración; tampoco tendremos a nuestro lado su enorme humanidad, su carácter afectuoso, bondadoso, y su generosidad hasta en los más pequeños detalles.

Por decisión de la actual Comisión Permanente de la SEMG, a partir de este momento el Premio a la Mejor Comunicación en cada uno de nuestros congresos llevará su nombre. Estoy seguro de que con ello le mantendremos para siempre en nuestra memoria individual y colectiva.

Dentro de unas semanas nos reuniremos durante tres días en la fiesta anual de la SEMG, nuestro Congreso. Todos los compañeros le echarán de menos, pero me voy a permitir la osadía de pensar que nadie más que yo.