Clínica Cotidiana

Información del artículo


Historia del artículo:
Recibido el 5 de abril de 2021
Aceptado el 9 de abril de 2021
On-line el 6 de mayo de 2021


Palabras clave:
COVID-19 persistente
Pediatría
SARS-CoV-2
Rehabilitación


*Autor para correspondencia
Correo electrónico:
asun@semg.es
(M.A. Gracia Aznar).

http://dx.doi.org/10.24038/mgyf.2021.024


Keywords:

Long COVID
Pediatrics
SARS-CoV-2
Rehabilitation

Natalia Ortiz Péreza, María Asunción Gracia Aznarb,*

­aHospital Infanta Sofía. Madrid. bCentro de Salud de Fuentes de Ebro. Zaragoza.


Resumen


Se expone el caso de un adolescente que, tras la infección por SARS-CoV-2, presenta persistencia de síntomas más allá de los 4 meses: fatiga, cefalea, dolor abdominal, niebla mental, que le incapacitan y le impiden retomar su actividad previa personal, social, deportiva Y académica.

Se ha hablado poco del COVID-19 persistente en la edad pediátrica, pero es una realidad actual de gran importancia, especialmente por lo que implica en el día a día de quienes lo padecen en una época de gran importancia para su desarrollo físico, cognitivo y social. Es imprescindible su reconocimiento en todos los ámbitos para poder diagnosticarlo de manera precoz y dar un apoyo integral y adecuado a las necesidades del paciente.

© 2021 Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Publicado por Ergon Creación, S.A.


Persistent COVID-19 in the pediatric age

Abstract


The case of an adolescent who after infection with SARS-CoV-2 presents persistence of symptoms beyond 4 months is presented. Symptoms such as fatigue, headache, abdominal pain, mental fog that incapacitate you and prevent you from resuming your previous personal, social, sports and academic activity.

Little has been said about the persistent COVID 19 in pediatric age but it is a current reality of great importance. Especially because of what it implies in the day-to-day life of those who suffer from it at a time of great importance for their physical, cognitive and social development. Its recognition in all areas is essential to be able to diagnose it early and provide comprehensive and adequate support to the needs of the patient.

© 2021 Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Published by  Ergon Creación, S.A.

Varón de 15 años de edad, sin antecedentes destacables ni medicación habitual. No refiere alergias conocidas hasta el momento. Se encuentra correctamente vacunado. Cursa 4º curso de Enseñanza Secundaria Obligatoria. Como actividad extraescolar previa a la infección por SARS-CoV-2 jugaba a fútbol 3 días por semana.

Hace 6 meses comenzó con un cuadro de malestar general: mialgias, dolor abdominal con deposiciones diarreicas, sensación disneica, cefalea y astenia. No presentó fiebre en ningún momento. A las 48 horas del inicio de la clínica se le diagnosticó de infección por SARS-CoV-2 con PCR positiva. Presentó inicialmente un cuadro leve sin criterios de gravedad, sin necesidad de ingreso hospitalario y con radiografía de tórax sin alteraciones.

Cuatro semanas después de la infección aguda, persistía la cefalea intensa, la astenia extrema y las diarreas. En ese momento la serología (IgM e IgG) frente a SARS-CoV-2 resultó negativa.

Ante la persistencia de síntomas e incapacidad para recuperar su actividad personal, académica, social y deportiva previa, fue valorado por diferentes especialistas (cardiología, neurología, endocrinología) y se le realizaron exploraciones complementarias; todas ellas fueron normales:

  • Estudio analítico con hemograma, bioquímica, perfil hormonal (ACTH, cortisol, FSH, LH, testosterona total, T4 libre y TSH) y serología Paul-Bunnell negativa.
  • Electrocardiograma, ecografía cardíaca y resonancia magnética cerebral normales.

Finalmente se concluyó que presentaba un cuadro de fatiga crónica.

A los tres meses de la infección aguda la sintomatología persistente continúa: la astenia que limita su vida, la imposibilidad de realizar ejercicio físico, la sensación disneica, la cefalea intensa ante la mínima actividad, el dolor abdominal con hiporexia y la pérdida de 10 kg de peso desde el inicio del proceso. Además, se añade alteración cognitiva con déficits de memoria, concentración, atención y desorientación, que le incapacitan para las tareas escolares.

En ese momento es valorado por una Unidad de Atención Integral al paciente con COVID-19 persistente pediátrico. Se amplían las exploraciones realizadas y la atención recibida. Se evidencia un déficit de vitamina D y ácido fólico y alteración de la función diafragmática mediante ecografía torácica, a pesar de radiografía de tórax y espirometría normales. Se realiza también una valoración de salud mental que descarta cuadro ansioso depresivo.

El paciente ha iniciado un programa de rehabilitación física y respiratoria, así como rehabilitación neurocognitiva que mantiene en la actualidad.

Cuatro meses después de la infección, el paciente ha retomado la actividad escolar de manera progresiva, pero todavía es incapaz de realizar deporte.

Comentario

La sintomatología persistente de la infección por SARS-CoV-2 más allá de las primeras semanas está siendo descrita internacionalmente en los últimos meses, sobre todo desde que en septiembre de 2020 la OMS la reconociera1. En ese primer documento, elaborado a partir del contacto del organismo internacional con profesionales y pacientes afectados, ya se incluía a la población pediátrica como grupo susceptible de presentarla. A pesar de que la gran mayoría de estudios y publicaciones se centran en la población adulta encontramos algunos con menores de edad también representados.

En un estudio publicado en las Islas Feroe2, el 11 % de los pacientes estudiados eran menores de 18 años y no se encontraban diferencias estadísticamente significativas con respecto a los otros grupos de edad en cuanto a la presencia o ausencia de clínica persistente ni a la gravedad de la misma.

Otro estudio italiano ha publicado la persistencia de síntomas en niños. A los 162,5 ± 113,7 días de la infección el 35,7 % tenía 1 o 2 síntomas y el 22,5 % tenía 3 o más3.

En noviembre de 2020 se publicó en Suecia4 el estudio de seguimiento de 5 pacientes pediátricos con síntomas persistentes. Se evidenciaban en ellos los descritos en la población adulta (fatiga, cefalea, desacondicionamiento físico, alteraciones cognitivas) con cambios importantes en su calidad de vida. A los 6 meses de la infección ninguno de ellos podía realizar la jornada escolar completa.

Como vemos en la escasa bibliografía actual sobre el tema, y como se describe en el paciente presentado, los síntomas son superponibles a los de la población adulta; limitan su vida social, personal y en este caso académica. Hay que insistir en que, si en todas las personas representa un impacto importante en su calidad de vida, en los niños y adolescentes el impacto es incluso mayor, ya que se encuentran en una etapa crucial del desarrollo físico, social e intelectual. 

Es necesario que se conozca esta patología también entre los más pequeños y se aborde de forma correcta e integral por parte de los profesionales tanto sanitarios como educativos. Se debe ofrecer rehabilitación física y cognitiva para poder mejorar su calidad de vida y recuperar sus actividades previas.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Bibliografía


  1. World Health Organization. WHO coronavirus disease (COVID-19). What we know about Long-term effects of COVID-19. [Internet] WHO Coronavirus Update 36. September 2020. [citado el 15.02.2021] Disponible en: https://www.who.int/docs/default-source/coronavirus/risk-comms-updates/update-36-long-term-symptoms. pdf?sfvrsn=5d3789a6_2 
  2. Petersen MS, Kristiansen MF, Hanusson KD, Danielsen ME, Gaini S, Strøm M, et al. Long COVID in the Faroe Islands-a longitudinal study among non-hospitalized patients. Clin Infect Dis. 2020 [En prensa]. doi: 10.1093/cid/ciaa1792. 
  3. Buonsenso D, Munblit D, De Rose C, Sinatti D, Ricchiuto A, Carfi A, et al. Preliminary evidence on long COVID in children. Acta Paediatr. 2021 [En prensa]. doi: 10.1111/apa.15870.
  4. Ludvigsson JF. Case report and systematic review suggest that children may experience similar long-term effects to adults after clinical COVID-19. Acta Pediatr. 2021; 110: 914-21.