Original
Información del artículo
Historia del artículo:
Recibido el 9 de julio de 2025
Aceptado el 11 de agosto de 2025
On-line el 30 de octubre de 2025
Palabras clave:
EPOC
Atención primaria
Rasgos tratables
Control clínico
Recomendaciones
Seguimiento
*Autor para correspondencia
Correo electrónico:
triguexx57@gmail.com
(J.A. Trigueros Carrero).
http://dx.doi.org/10.24038/mgyf.2025.037
Keywords:
COPD
Primary care
Treatable features
Clinical control
Recommendations
Follow-up
Bernardino Alcázar Navarretea, Myriam Calle Rubiob, Raúl de Simónc, Juan Carlos López Carod, Marc Miravitllese, Juan José Soler-Cataluñaf, Juan Antonio Trigueros Carrerog,*
aServicio de Neumología. Hospital Virgen de las Nieves. Granada. Instituto de Investigación Biosanitaria. Granada. bServicio de Neumología. Hospital Clínico San Carlos. Madrid. Instituto de Investigación Sanitaria. Hospital Clínico San Carlos. Madrid. Departamento de Medicina. Facultad de Medicina. Universidad Complutense. Madrid. CIBER de Enfermedades Respiratorias. Instituto de Salud Carlos III. Madrid. cCentro de Salud Luis Vives. Alcalá de Henares (Madrid). dCentro de Salud Cotolino. Castro Urdiales (Cantabria). ePulmonology Department. Hospital Universitari Vall d’Hebron. Barcelona. fServicio de Neumología. Hospital Arnau de Vilanova. Lliria (Valencia). Departamento de Medicina. Universidad de Valencia. Valencia. CIBER de Enfermedades Respiratorias. Instituto de Salud Carlos III. Madrid. gCentro de Salud Buenavista. Toledo.
Resumen
Objetivos. La Atención Primaria (AP) es un ámbito asistencial crucial en el seguimiento de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Su función clave es la identificación de los pacientes que presentan un mal control clínico de la enfermedad. El objetivo de este trabajo es facilitar la implementación práctica de una herramienta para valorar el control clínico de la EPOC e identificar estrategias de intervención ajustadas a su grado de control, riesgo y rasgos tratables asociados.
Métodos. Un comité multidisciplinar formado por especialistas en Neumología y AP trabajó en la adaptación y desarrollo de la herramienta de valoración de control (RADAR), que contempla 4 ítems clínicos: disnea, uso de medicación de rescate, actividad física y exacerbaciones moderadas o graves recientes (en los últimos 3 meses). Se establecieron tres niveles de control clínico (controlado, parcialmente controlado, mal controlado). A partir de diferentes perfiles clínicos, se formularon recomendaciones generales y específicas por grado de control y por rasgo tratable, consensuadas en tres reuniones plenarias, basadas en la evidencia y en la experiencia del comité.
Resultados. El uso de la herramienta RADAR permite una evaluación objetiva y precisa del control clínico en AP, ayuda a trasladar las recomendaciones de la guía española de la EPOC (GesEPOC) a la práctica habitual y permite ajustar la intensidad de las intervenciones al nivel de control alcanzado. Las recomendaciones incluyen intervenciones relativas al tratamiento inhalado, vacunación, rehabilitación, valoración de comorbilidades, adhesión terapéutica y riesgo. Se define un esquema de seguimiento ajustado al control clínico y se destaca el papel activo de enfermería en la continuidad asistencial.
Conclusiones. La herramienta RADAR constituye una propuesta práctica y estructurada para sistematizar el seguimiento clínico en EPOC desde AP. Su aplicación facilita la identificación de rasgos tratables prioritarios y el ajuste de intervenciones y seguimiento, y promueve el control clínico activo en línea con otras enfermedades crónicas.
© 2025 Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Published by Ergon Creación, S.A.
Development of a tool for the evaluation of clinical control of chronic obstructive pulmonary disease in primary care
Abstract
Objectives. Primary care (AP) is a crucial area of care in the follow-up of chronic obstructive pulmonary disease (COPD). Its key function is to identify patients with poor clinical control of the disease. The objective of this work is to facilitate the practical implementation of a tool to evaluate the clinical control of COPD and identify intervention strategies adjusted to its degree of control, risk and associated treatable traits.
Methods.A multidisciplinary committee made up of specialists in Pneumology and AP worked on the adaptation and development of the control assessment tool (RADAR), which covers 4 clinical items: dyspnea, use of rescue medication, physical activity and recent moderate or severe exacerbations (in the last 3 months). Three levels of clinical control were established (controlled, partially controlled, poorly controlled). Based on different clinical profiles, general and specific recommendations were formulated by degree of control and by treatable trait, agreed upon in three plenary meetings, based on the evidence and the experience of the committee.
Results. The use of the RADAR tool allows an objective and precise evaluation of the clinical control in PA, helps to translate the recommendations of the Spanish guide of EPOC (GesEPOC) into the usual practice and allows to adjust the intensity of the interventions to the level of control achieved. Recommendations include interventions related to inhaled treatment, vaccination, rehabilitation, co-morbidity assessment, therapeutic adherence and risk. A follow-up scheme adjusted to the clinical control is defined and the active role of nursing in the continuity of care is highlighted.
Conclusions. The RADAR tool is a practical and structured proposal to systematize clinical follow-up in COPD from AP. Its application facilitates the identification of priority treatable traits and the adjustment of interventions and follow-up, and promotes active clinical control in line with other chronic diseases.
© 2025 Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Published by Ergon Creación, S.A.
Introducción
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una patología respiratoria crónica y progresiva que constituye una de las principales causas de morbimortalidad en todo el mundo1,2. Las exacerbaciones, caracterizadas por un empeoramiento agudo de los síntomas respiratorios, condicionan negativamente el pronóstico de los pacientes e incrementan el riesgo de deterioro funcional, hospitalización y muerte3. Identificar a los pacientes con mayor riesgo de exacerbación y establecer un seguimiento adecuado son actuaciones fundamentales para optimizar el tratamiento y reducir la carga asistencial de la enfermedad y el consumo de recursos, especialmente en el entorno de Atención Primaria (AP).
Tradicionalmente, la evaluación de la EPOC se ha centrado en parámetros espirométricos, la evaluación de los síntomas y la frecuencia de las exacerbaciones. Sin embargo, estos indicadores no siempre reflejan la complejidad clínica de la enfermedad ni su impacto en la vida diaria de los pacientes. En este contexto, el concepto de control clínico ha sido propuesto como un objetivo terapéutico clave en el seguimiento del paciente que complementa la evaluación del fenotipo clínico y del nivel de gravedad de la enfermedad. El control clínico se define como el mantenimiento a lo largo del tiempo de una situación de bajo impacto. Integra por tanto, dos dimensiones: el impacto clínico (medido por disnea, uso de medicación de rescate, actividad física y características del esputo) y la estabilidad (ausencia de exacerbaciones recientes y percepción subjetiva de ausencia de empeoramiento) recogidos en un cuestionario de seis preguntas cualitativas4,5. El empleo de este cuestionario, recomendado en la guía española de la EPOC (GesEPOC), se alinea con las recomendaciones internacionales de la iniciativa Global Obstructive Lung Disease (GOLD), que orientan el seguimiento hacia rasgos tratables como la disnea o las exacerbaciones6. Diversos estudios han validado su utilidad como herramienta dinámica para identificar factores de mala evolución, anticipar episodios clínicos relevantes y, en última instancia, ajustar el tratamiento en cada visita clínica7,8.
A pesar de su utilidad, el control clínico no se evalúa de forma sistemática en la práctica habitual. La auditoría EPOCONSUL mostró que solo en un 42 % de las visitas de consulta de neumología auditadas se evaluaba el control clínico de la enfermedad en el paciente9. Esta realidad, confirmada por otros estudios nacionales e internacionales10-12, pone de manifiesto importantes carencias en el seguimiento estructurado de la EPOC, tanto en atención hospitalaria como en AP.
La realidad asistencial, especialmente de la AP como primer punto de contacto y seguimiento para la mayoría de los pacientes con EPOC, requiere de herramientas de evaluación que sean prácticas, rápidas y fácilmente integrables en consulta. Mientras que en otras enfermedades respiratorias, como el asma, se dispone de herramientas de control clínico ampliamente implementadas, en la EPOC el desarrollo de instrumentos de evaluación aplicables en la práctica clínica ha sido más lento13-15. En un intento de mejorar las prestaciones del cuestionario cualitativo de control, Calle et al. han desarrollado recientemente una versión cuantificada del cuestionario anterior, denominado RADAR (acrónimo en inglés de Rescue medication, Acute exacerbation, Dyspnea, Physical Activity and Risk)16. Este cuestionario reduce las preguntas anteriores a cuatro variables clínicas y sencillas de evaluar a las que se asigna una puntuación específica: el uso de la medicación de rescate, la exacerbaciones moderadas o graves recientes, el grado de disnea según la escala modificada de la Medical Research Council (mMRC) y el nivel de actividad física. A cada una de estas variables se otorga una puntuación (tabla 1), de forma que la puntuación total oscila entre los 0 y 8 puntos.
La escala RADAR ha sido recientemente validada sobre una cohorte ambulatoria de pacientes con EPOC que fueron monitorizados durante 1 año. Los resultados mostraron su capacidad predictiva de riesgo y su asociación con el estado de salud. En este estudio, los pacientes se clasificaron en tres categorías según el rango de puntuación obtenido con la aplicación del cuestionario: 1) buen control (0-1 puntos); 2) control parcial (2-3 puntos); y 3) mal control (≥ 4 puntos). Los pacientes con mal control de la enfermedad triplicaron el riesgo de episodio compuesto (visita a urgencia hospitalaria, hospitalización o muerte), con un empeoramiento significativo de su estado de salud a los 12 meses (puntuación en el COPD Assesment test (CAT): 14,5 ± 7,8) frente a los pacientes con buen control (5,5 ± 4,1, p < 0,001). El riesgo se duplicó en los casos con control parcial (HR: 2,18, IC95 %: 1,13-4,18), con puntuaciones intermedias en el CAT, frente a los casos con buen control. Estos resultados sugieren que el control clínico, medido con esta herramienta sencilla y cuantificada, puede ser útil para la toma de decisiones clínicas y servir como guía para el seguimiento de los pacientes con EPOC17.
El presente documento surge como una iniciativa de un comité multidisciplinar de expertos en EPOC con el objetivo de facilitar la implementación de la evaluación del control en la EPOC a través de esta herramienta de control clínico adaptada a la práctica diaria en AP, y ayudar en la toma de decisiones terapéuticas. A partir de la puntuación obtenida con la aplicación de esta herramienta y la identificación de los rasgos tratables sobre los que actuar en cada paciente, se proponen estrategias de intervención razonadas, dirigidas a optimizar el abordaje en el seguimiento, a mejorar el control clínico y a adecuar las decisiones terapéuticas al perfil de cada paciente.
Tabla 1 – Valoración del control de la EPOC e identificación de rasgos tratables y riesgo asociado integrados en el cuestionario RADAR.
Métodos
Con el objetivo de facilitar la utilización de la escala RADAR en el ámbito de la AP, se reunió un comité multidisciplinar formado por cuatro especialistas en Neumología y tres especialistas de AP para adaptar la herramienta propuesta por Calle et al.16 y establecer recomendaciones clínicas prácticas basadas en esta escala para su aplicación en consulta. La escala RADAR integra cuatro variables clínicas clave; adopta el formato de un cuestionario compuesto por cuatro preguntas cerradas, diseñadas para ser fácilmente comprensibles tanto por parte del profesional como del paciente, que valoran el uso frecuente de medicación de rescate (> 3 veces por semana) (R), la presencia de exacerbaciones moderadas o graves en los últimos 3 meses (A), el grado de disnea (mMRC ≥ 2) (D), y la actividad física (< 30 minutos de actividad física al día) (A) (tabla 1):
- R: ¿Usa su medicación de rescate más de 3 veces a la semana?
- A: ¿Ha tenido usted una agudización (empeoramiento de su enfermedad que haya precisado tratamiento) en los últimos 3 meses?
- D: ¿Siente que le falta el aire al andar en llano, al mismo paso que una persona de su misma edad?
- A: ¿Camina menos de 30 minutos al día, en promedio?
Cada pregunta se responde de forma dicotómica (sí/no). La asignación de puntuaciones a cada ítem en la versión adaptada se mantuvo alineada con el peso relativo observado en el modelo multivariante original publicado por Calle et al.16. De esta forma, en caso de respuesta afirmativa se asignan tres puntos para el uso frecuente de medicación de rescate (más de 3 veces por semana), dos puntos para exacerbaciones recientes (en los últimos 3 meses), dos puntos para disnea significativa (sensación de falta de aire al caminar en llano), y 1 punto para inactividad física (caminar menos de 30 minutos al día).
Para la elaboración de las recomendaciones asociadas, se distribuyeron a los expertos combinaciones simuladas de puntuaciones (0 a 8) con sus correspondientes perfiles clínicos. Cada miembro del comité formuló propuestas de intervención general así como recomendaciones específicas dirigidas a los rasgos tratables destacables en cada caso (ver tabla suplementaria). También se incorporaron consideraciones sobre el nivel de riesgo individual de hospitalización o muerte al cabo de 12 meses asociado al grado de control definido, validado prospectivamente en la publicación de J.J. Soler17.
Finalmente se establecieron recomendaciones de seguimiento.
Las propuestas individuales de recomendaciones se fundamentaron en la evidencia clínica disponible, las directrices de la guía GesEPOC y la experiencia práctica de los expertos, y se estructuraron de manera práctica y operativa para su implementación en consulta. Todas fueron debatidas y refinadas en tres reuniones plenarias sucesivas, que fueron grabadas para elaborar actas que documentaran el proceso de discusión. Las recomendaciones finales se consensuaron mediante discusión abierta.
Tabla suplementaria 1 – Recomendaciones específicas de intervención según los rasgos tratables identificados mediante la escala RADAR.
Resultados
A partir de la herramienta RADAR, el comité de expertos elaboró y acordó una serie de recomendaciones prácticas de intervención clínica y seguimiento adaptadas a cada perfil clínico. Estas recomendaciones se estructuraron en función del grado de control de la EPOC alcanzado por el paciente (buen control, control parcial o mal control), los rasgos tratables predominantes identificados por la herramienta y el nivel de riesgo asociado al grado de control definido por RADAR. El objetivo fue traducir el concepto de control clínico, tal como lo plantea GesEPOC, en actuaciones concretas y aplicables en la práctica diaria, y promover un seguimiento sistemático y personalizado de los pacientes con EPOC (tabla 1).
Recomendaciones generales para todos los pacientes con EPOC
El comité acordó una serie de intervenciones básicas que deben abordarse en todos los pacientes con EPOC, independientemente del nivel de control clínico obtenido mediante el cuestionario RADAR, ya que constituyen pilares fundamentales en el seguimiento clínico y en la prevención de complicaciones de la enfermedad.
Estas recomendaciones generales incluyen:
- Confirmar el cese del tabaquismo y reforzar el consejo en cada visita. En los pacientes que continúan fumando se recomienda su inclusión en programas de cesación tabáquica.
- Evaluar la adhesión al tratamiento, especialmente en relación con la medicación inhalada y su correcta técnica de administración, incluyendo la determinación del perfil de adhesión terapéutica.
- Revisar el estado vacunal y establecer las recomendaciones adecuadas.
- Promover la actividad física regular adaptada a las capacidades funcionales y características individuales del paciente.
- En pacientes con mal control clínico de la EPOC se recomienda valorar la presencia de rasgos tratables, según la relación incluida en la guía GesEPOC.
Recomendaciones para pacientes con EPOC en situación de control clínico con baja actividad física
En los pacientes con EPOC que se encuentran en situación de buen control clínico, y por tanto son de bajo riesgo, pero que presentan una baja actividad física (puntuación 1 en “A” en RADAR), se recomienda realizar una entrevista motivacional y establecer objetivos que promuevan la autogestión para mantener un estilo de vida activo.
Recomendaciones para pacientes con EPOC parcialmente controlada o mal controlada
En pacientes con EPOC en situación de control clínico parcial (riesgo intermedio: puntuación 2 o 3 en RADAR) o mal control clínico (riesgo alto: puntuación 4 a 8 en RADAR) se recomiendan las siguientes acciones:
- Con puntuación en el ítem de uso de medicación de rescate (“R”):
- Realizar intervención educativa para asegurar el uso correcto del inhalador de rescate.
- Revisar e intensificar el tratamiento inhalado, siguiendo las recomendaciones de la guía GesEPOC.
- Con puntuación en el ítem de agudizaciones recientes (últimos 3 meses: “A”):
- Revisar el tratamiento inhalado y seguir las recomendaciones de la guía GesEPOC.
- Priorizar las medidas de higiene preventiva y protección frente a infecciones.
- Revisar comorbilidades, especialmente de origen cardiovascular, y tomar en consideración los condicionantes psicosociales.
- Promover la actividad física de forma individualizada.
- Con puntuación en el ítem de disnea (“D”):
- Revisar e intensificar el tratamiento inhalado, siguiendo las recomendaciones de la guía GesEPOC.
- Evaluar y optimizar el manejo de comorbilidades, en especial las de origen cardiovascular, así como los factores o condicionantes psicosociales.
- Priorizar el reacondicionamiento muscular y considerar la inclusión del paciente en programas de rehabilitación pulmonar.
- Con puntuación en el ítem de baja actividad física (“A”): realizar una entrevista motivacional, y establecer objetivos que promuevan la autogestión para mantener un estilo de vida activo.
Para los pacientes que dentro de cada uno de estos tres grupos presenten puntuaciones en más de una variable o ítem clínico, se deben observar en conjunto las recomendaciones específicas detalladas para cada rasgo tratable identificado.
Recomendaciones de revisión tras intervención (periodicidad de visitas)
A partir del grado de control de la EPOC, determinado mediante la aplicación de la herramienta RADAR, y del nivel de riesgo asociado, el comité elaboró una estrategia de seguimiento estructurado postintervención, con el objetivo de valorar la respuesta y facilitar la continuidad asistencial (tabla 2). Las recomendaciones de seguimiento acordadas son las siguientes:
- Paciente con EPOC en situación de control clínico (puntuación 0-1 en RADAR) y, por tanto, con bajo riesgo de empeoramiento clínico o mortalidad: seguimiento a los 6-12 meses en consulta médica o de enfermería de AP.
- Paciente con EPOC en situación de control clínico parcial (puntuación 2-3 en RADAR) y, por tanto, con riesgo intermedio: seguimiento clínico cada 3-6 meses en consulta médica o de enfermería de AP.
- Paciente con EPOC en situación de mal control clínico (puntuación 4-8 en RADAR) y, por tanto, de alto riesgo: valoración preferente en consulta médica. Revisión al cabo de un mes en consulta médica o de enfermería de AP. Valorar la derivación a Neumología/Atención Hospitalaria si no se produce mejoría en el nivel de control.
Tabla 2 – Recomendaciones de seguimiento según perfil clínico de control y nivel de riesgo.
Comentarios
La experiencia acumulada en el seguimiento de otras enfermedades crónicas demuestra el valor de los sistemas estructurados de evaluación periódica, tanto para mejorar el control clínico de la enfermedad como para fomentar la implicación del paciente y el cumplimiento terapéutico. En el caso de la EPOC, aunque el diagnóstico y el tratamiento están bien definidos en las guías clínicas, el seguimiento estructurado de los pacientes continúa siendo una asignatura pendiente, especialmente en AP, donde se concentra una parte sustancial de la asistencia continuada10,18-20. En este contexto, la propuesta de una herramienta sencilla, que permita valorar de forma objetiva el control clínico de la enfermedad, puede contribuir de forma decisiva a mejorar la calidad de la atención y a sistematizar el seguimiento de la EPOC en la práctica real en este entorno.
El concepto de control clínico, propuesto por la guía clínica GesEPOC, ha supuesto un avance relevante, al ofrecer una forma dinámica de valorar la situación clínica del paciente en cada visita e integrar variables de estabilidad clínica (ausencia de exacerbaciones) y de impacto clínico (uso de medicación de rescate, disnea, actividad física)4-6. Este enfoque permite ajustar las decisiones terapéuticas más allá de la gravedad basal o del fenotipo.
Sin embargo, su aplicación en la práctica cotidiana ha sido limitada. Las herramientas disponibles no siempre se adaptan al entorno de AP, donde la sobrecarga asistencial y la limitación de tiempo dificultan el uso de escalas complejas o instrumentos poco operativos. En este escenario, en el que la valoración del control clínico de la EPOC en consulta es inadecuada (lo que lleva a infra o sobretratamiento)9, resulta imprescindible disponer de instrumentos sencillos, validados y reproducibles, que permitan trasladar este enfoque a la práctica diaria de forma sistemática y compatible con la realidad de los profesionales de AP.
El presente documento nace con el objetivo de responder a esa necesidad. La herramienta RADAR adaptada a partir del score validado por Calle et al.16, traduce el concepto de control clínico a un formato aplicable en cualquier entorno asistencial. Su implementación facilita la identificación precoz de pacientes con EPOC en situación de mal control clínico o control parcial, y permite guiar las actuaciones de forma más personalizada, además de facilitar valorar los cambios conseguidos en el nivel de control tras las intervenciones realizadas.
La herramienta RADAR se basa en la evaluación de cuatro variables clínicas: uso de medicación de rescate, exacerbaciones recientes, disnea y actividad física. Estas variables se corresponden con los principales rasgos tratables descritos por GesEPOC y la iniciativa GOLD5,6. Las guías GOLD, además, señalan la disnea y la historia de exacerbaciones como los factores más relevantes para ajustar el tratamiento. La presencia de exacerbaciones recientes, en particular, es un marcador de inestabilidad y un predictor congruente de nuevos episodios y de mortalidad21,22. La disnea es el síntoma cardinal de la EPOC para evaluar el impacto clínico y es un predictor crucial de exacerbaciones, de hospitalizaciones y de mortalidad6,23,24, mientras que el uso frecuente de medicación de rescate, particularmente de beta-2-agonistas de acción corta (SABA, del inglés short-acting beta2-agonist), se asocia a un mayor riesgo de exacerbaciones y de mortalidad25. Por otro lado, la actividad física reducida, común en pacientes con EPOC moderada a grave, representa también un factor de riesgo de deterioro clínico26,27.
La herramienta RADAR permite evaluar estas cuatro variables a través de cuatro preguntas simples y cerradas, fácilmente integrables en la rutina de la AP, que conllevan objetivar el estado clínico del paciente y diseñar una estrategia de actuación concreta, ya que cada uno de los cuatro ítems valorados puede ser interpretado como un rasgo tratable y, por tanto, susceptible de intervención clínica dirigida. Este enfoque objetivo y cuantitativo constituye un avance en la sistematización del abordaje y seguimiento de la EPOC en AP y otros ámbitos asistenciales, establece umbrales claros de intervención clínica y facilita la toma de decisiones razonadas. La eliminación del ajuste de la disnea por FEV1, en línea con el enfoque de GesEPOC, que prioriza los síntomas frente a la función pulmonar aislada5,6, mejora la aplicabilidad de la herramienta sin comprometer su valor predictivo17.
Las estrategias de intervención recomendadas por los expertos, agrupadas por grado de control clínico y por rasgo tratable predominante, se basan en las recomendaciones actuales de GesEPOC y responden a esa lógica clínica. Incluyen la optimización del tratamiento broncodilatador, la revisión del uso de corticoides inhalados, la valoración del riesgo o la necesidad de intensificación del seguimiento clínico. A ello se suman medidas como el mantenimiento de una actividad física regular, el cese tabáquico, la adhesión terapéutica o la vacunación, pilares clave del abordaje integral de estos pacientes6,28-30. Estas recomendaciones pretenden servir de apoyo al profesional sanitario y promover un seguimiento estructurado y alineado con los marcos de referencia establecidos por GesEPOC5.
La validación prospectiva de esta herramienta ha demostrado que el grado de control definido por RADAR se asocia de forma significativa al riesgo de hospitalización o muerte al cabo de 12 meses17. En comparación con los casos con buen control, el riesgo de complicaciones graves se duplica en pacientes con control parcial y se triplica en los pacientes mal controlados. Esta capacidad pronóstica añade valor al cuestionario RADAR como herramienta útil no solo en la evaluación clínica, sino también en la estratificación del riesgo, en la necesidad periódica de seguimiento y en la toma de decisiones sobre derivación a Atención Hospitalaria. Este enfoque fue clave y sustentó el proceso de elaboración de recomendaciones por parte del comité, que incorporó esta información de riesgo para definir no solo intervenciones terapéuticas adaptadas al grado de control, sino también criterios de seguimiento estructurado todavía no consolidado en el abordaje rutinario de la EPOC y equiparable al que se realiza en otras enfermedades crónicas; igualmente, permitió establecer criterios de derivación más razonados y preventivos.
En este modelo, la implicación activa de enfermería como agente clave ofrece un valor añadido. Entre otros aspectos, la participación de enfermería en el proceso asistencial permite reforzar la técnica inhalatoria de los pacientes, la adhesión terapéutica, el fomento de la actividad física y la detección precoz del deterioro clínico, ayuda a reducir la carga asistencial y garantiza la continuidad asistencial.
Este trabajo presenta ciertas limitaciones que deben ser reconocidas. La herramienta RADAR, aunque validada en una cohorte de pacientes ambulatorios, precisa de una validación externa que favorezca la generalización de los resultados en poblaciones diferentes y escenarios distintos. Actualmente todavía no ha sido implementada de forma prospectiva en la práctica clínica, por lo que su viabilidad y el impacto de sus resultados en condiciones reales están aún por confirmar. Futuros estudios prospectivos ayudarán a evaluar la integración efectiva de RADAR en el flujo asistencial habitual de la AP y su impacto en resultados clínicos. Además, aunque las recomendaciones incluidas en este documento se basan en variables validadas y cuentan con el respaldo de la evidencia disponible y de la experiencia clínica, reflejan el consenso de un panel multidisciplinar de expertos y no se han derivado de metodologías formales de elaboración de guías.
Conclusiones
La herramienta RADAR representa una propuesta pragmática y estructurada para valorar el grado de control clínico de la EPOC en consulta. Su diseño simple, basado en variables fácilmente evaluables en consulta, permite identificar rasgos tratables prioritarios y establecer estrategias de seguimiento e intervención acordes con la situación clínica del paciente. Las recomendaciones aquí recogidas, enmarcadas en las directrices de la guía GesEPOC, ofrecen un marco de actuación orientado a mejorar el control de la enfermedad, fomentar la toma de decisiones compartida y promover el hábito de seguimiento activo de la EPOC comparable al de otras enfermedades crónicas.
Financiación
Este manuscrito ha sido desarrollado con el apoyo institucional de AstraZeneca Farmacéutica Spain S.A.
Agradecimientos
Los autores agradecen a Susana Cañón Sánchez, PhD (Medical Statistics Consulting S.L., Valencia, España), por su apoyo en la redacción científica y médica del manuscrito realizado de acuerdo con las directrices de Buenas Prácticas de Publicación (https://www.acpjournals.org/doi/10.7326/M22-1460, consultado el 10 de febrero de 2025) con el soporte de AstraZeneca.
Conflicto de intereses
BAN declara haber recibido financiación por asesoría, ponencias y asistencia a congresos de AstraZeneca, Boehringer-Ingelheim, Laboratorios Bial, Chiesi, CSL, Grifols, GSK, MSD, PulmonX, Sanofi.
BAN declara haber recibido financiación por asesoría, ponencias y asistencia a congresos de AstraZeneca, Boehringer-Ingelheim, Laboratorios Bial, Chiesi, CSL, Grifols, GSK, MSD, PulmonX, Sanofi.
RDS declara haber recibido financiación por asesorías científicas, formación y asistencia a reuniones científicas de las compañías farmacéuticas AstraZeneca, GSK, Bial, Boehringer-Ingelheim, Gebro Pharma, Aflofarm, Kenvue, Adamed, Pfizer, Teva, Chiesi, Menarini.
JCLC declara haber recibido financiación por asesoría, ponencias y por asistencia a congresos de GSK, Teva, Bial, Menarini, AstraZeneca, Chiesi, Esteve, Ferrer, Boehringer, Novo, Zambón y Almirall.
MM declara haber recibido honorarios como ponente de AstraZeneca, Boehringer Ingelheim, Chiesi, Cipla, GlaxoSmithKline, Glenmark Pharmaceuticals, Menarini, Kamada, Takeda, Zambon, Tabuk Pharmaceuticals, CSL Behring, Specialty Therapeutics, Sanofi/Regeneron, Grifols y Novartis; honorarios por actividades de consultoría de AstraZeneca, Atriva Therapeutics, Boehringer Ingelheim, BEAM Therapeutics, GondolaBio, Chiesi, GlaxoSmithKline, CSL Behring, Ferrer, Korrobio, Menarini, Mereo Biopharma, Spin Therapeutics, Specialty Therapeutics, Palobiofarma SL, Takeda, Novartis, Novo Nordisk, Sanofi/Regeneron, Zambon, Zentiva y Grifols; y becas de investigación de Grifols.
JJSC declara haber recibido financiación para investigación, asesoría, ponencias o asistencia a congresos por parte de AstraZeneca, Boehringer-Ingelheim, Laboratorios Bial, Chiesi, Grifols, GSK, Menarini y Sanofi.
JATC declara haber recibido financiación por asesorías científicas, formación e investigación por parte de las compañías farmacéuticas AstraZeneca, GSK, Bial, Aflofarm, Teva, Menarini, Chiesi, Orión y Neurapharm.
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