Artículo Original

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Historia del artículo:
Recibido el 9 de junio de 2020
Aceptado el 22 de junio de 2020
On-line el 16 de julio de 2020


Palabras clave:
Atención primaria
Covid-19
Prevención de enfermedades
Equipos de protección individual


*Autor para correspondencia
Correo electrónico:
prodriguezl@semg.es
(P. Rodríguez Ledo).

http://dx.doi.org/10.24038/mgyf.2020.032


Keywords:

Primary care
COVID-19
Disease prevention
Individual protection equipment

Pilar Rodríguez Ledoa,*, Lorenzo Armenteros del Olmob, en representación de la Comisión Permanente de SEMG 2019-2023

aGerencia de gestión integrada de Lugo, Cervo, Monforte. bCentro de Salud de Islas Canarias (Lugo).


Resumen


Objetivos. Tras los primeros meses de evolución de la pandemia, los datos de infección de profesionales sanitarios en nuestro país resultan dramáticos. Estos profesionales constituyen el colectivo con más casos de covid-19; no se justifica la desproporción de afectados de nuestro país al compararla con la de los países de nuestro entorno.

En esta segunda encuesta, la SEMG se plantea el objetivo de conocer la situación de los profesionales de atención primaria (AP) en cuanto a la disponibilidad de recursos y acceso a pruebas para hacer frente la gestión de casos desde este nivel asistencial y, además, analizar la evolución de ambos aspectos.

Material y métodos. Se diseña un estudio observacional, descriptivo, transversal, en formato de encuesta autocumplimentada, mediante un formulario online distribuido fundamentalmente por redes sociales, que alcanzó representación en todo el territorio nacional.

Respondieron a esta encuesta 1.210 profesionales entre los días 24 de abril y 6 de mayo de 2020, momento del traspaso de la gestión de casos a la AP.

Resultados. La disponibilidad de equipos de protección individual (EPI) por parte de los profesionales era insuficiente, ya que solo el 17,9 % disponía del equipo completo en la cantidad necesaria y un 30,5 % no disponían de ello.

El 11,3 % de profesionales tenían acceso completo siempre que fuera necesario a petición de PCR, el 6,9 % a la solicitud de test rápidos de anticuerpos, el 40,5 % a la petición de analítica completa, el 61,8 % a la petición de radiología y el 16,9 % a la petición de TAC.

El nivel de protección que manifestaron sentir los profesionales en su puesto de trabajo presentó una media de 5,42 y el nivel de preocupación de 8,68, ambos sobre 10.

Conclusiones. Es necesario adoptar medidas urgentes correctoras de esta situación para poder seguir haciendo frente a esta pandemia y gestionar los casos de la misma en el nivel comunitario por parte de AP.

© 2020 Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Publicado por Ergon Creación, S.A.


COVID-19 follow-up survey: the professionals regarding the evolution of the management of the cases to primary care

Abstract


Objectives. After the first months of evolution of the pandemic, the data of infections of the health care professionals in our country are dramatic. These professionals make up the group having the most cases of COVID-19. The disproportion of those affected in our country is not justified when it is compared with that of the countries of our setting.

In this second survey, the SEMG contemplates the objective of knowing the situation of the primary health care (PC) professionals regarding availability of resources and access to tests to cope with the cases from this care level and, also, to analyze the evolution of both aspects.

Material and methods. An observational, descriptive, cross-sectional study has been designed, using a self-completion survey format, with an online form basically distributed through social networks, which reached a representative distribution of the entire national territory.

A total of 1210 professionals answered this survey between 24 April and 6 May 2020, moment in when the management of the cases was transferred to Primary Care.

Results. The availability of individual protection equipments (IPE) by the professionals was insufficient, since only 17.9% had the necessary complete equipment and 30.5% did not have it.

Of the professionals, 11.3% had complete access whenever necessary to request PCR, 6.9% to the request for rapid test of antibodies, 40.5% to request for complete analysis, 61.8% to request an X-ray and 16.9% to CT scan request.

The level of protection that the professionals stated they felt in their work site was a mean of 5.42 and level of concern 8.68, both of which were on a ratio of 1 to 10.

Conclusions. Urgent corrective measures of this situation must be adopted in order to be able to continue coping with this pandemic and to manage the cases on the community level by PC.

© 2020 Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Published by  Ergon Creación, S.A.

Tras los primeros meses de evolución de la pandemia, los datos de infección de sanitarios en nuestro país resultan dramáticos, no solo por el número de infectados, sino también por la proporción de afectados en relación con la totalidad de habitantes. De los 250.273 casos contagiados a fecha de 10 de mayo de 2020, 40.9611 eran sanitarios infectados (para otras fuentes no oficiales la cifra se eleva hasta los 48.320). Entre los 20.534 fallecidos se encontraban 76 médicos fallecidos (los datos oficiales publicados por el Instituto Carlos III los reducen a la mitad), con mayor porcentaje de fallecidos en personal de atención primaria (AP)1-2. Estas cifras nos sitúan en el primer lugar de esta triste clasificación mundial. Mientras que en Estados Unidos, China e Italia no superan el 10 % del total de contagiados, en España suponen ya más de un 20 %.

Cada frío número lleva un nombre, una familia, un gran sufrimiento y dolor por esas vidas truncadas; pero, a la vez, un enorme reconocimiento por parte de sus compañeros y una exigencia de que su sacrificio sirva para evitar situaciones similares.

Además de la realizar una fotografía de la situación y valorar la seguridad e impresión subjetiva del momento, uno de los objetivos, presente en la primera encuesta3 realizada hasta ahora por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), así como en la presente, es que los resultados de la misma sirvan a las autoridades sanitarias para corregir las disfunciones detectadas o percibidas por los encuestados.

Los profesionales sanitarios son el colectivo profesional con más casos de covid-19. Bien es cierto que es un colectivo muy expuesto, pero no hay justificación en la desproporción de afectados de nuestro país comparado con países de nuestro entorno, alguno de ellos con un sistema sanitario menos desarrollado. Entre las múltiples causas posibles, las autoridades sanitarias no reconocen oficialmente como origen de estos contagios la falta de medidas de seguridad adecuadas y la carencia de personal, que obligaba a jornadas maratonianas. Sin embargo, todas las encuestas realizadas a sanitarios, y entre ellas la presente, esgrimen como argumento más frecuente la falta de equipos de protección o que estos no fuesen los adecuados, o en algunos casos defectuosos, lo que los lleva a considerarlo la primera y lamentablemente principal causa.

Desde la Red Nacional de Vigilancia Epidemiologia (RENAVE) en la publicación Análisis de los casos de covid-19 en personal sanitario notificados a la RENAVE hasta el 10 de mayo en España2 (fecha del informe: 29-05-2020), se reconoce que el 66 % de los profesionales sanitarios presentaban como antecedente epidemiológico de riesgo, el contacto con personas con infección respiratoria y el 71 % el contacto estrecho con casos de covid-19 probable o confirmado. Con este dato, el excesivo contagio del personal en nuestro país en relación con el resto de países cabe relacionarlo ante todo con la falta de medidas de protección.

Este hecho resulta de mayor gravedad ante la responsabilidad que se deposita en la AP para diagnóstico precoz y vigilancia de la epidemia, especialmente en este momento de decisión de gestión de casos a través de este nivel asistencial4.

En esta segunda encuesta, la SEMG se plantea el objetivo de conocer la situación de los profesionales de AP en cuanto a la disponibilidad de recursos y acceso a pruebas para hacer frente la gestión de casos desde este nivel asistencial y, además, analizar la evolución de ambos aspectos desde el inicio de la pandemia recogidos en la primera encuesta3.

Material y métodos

Se diseña un estudio observacional, descriptivo, transversal, en formato de encuesta autocumplimentada mediante un formulario online distribuido fundamentalmente por redes sociales para alcanzar representación de todo el territorio nacional.

La población a estudio estuvo constituida por profesionales que desempeñaron su labor en AP y que recibieron y respondieron el formulario de la encuesta entre el 24 de abril y el 6 de mayo de 2020.

A efectos de conseguir la comparación con los resultados obtenidos en la primera encuesta3, realizada entre el 10 y el 14 de marzo de 2020, de las 22 preguntas iniciales se seleccionaron y modificaron 7 que fueron consideradas esenciales para realizar este seguimiento. Además, a estas 7 preguntas se añadieron al inicio 2 en relación con la profesión y la comunidad autónoma de desempeño de su actividad profesional, así como una pregunta final abierta, de texto libre, destinada a describir la situación actual que está viviendo como profesional que está trabajando en esta pandemia.

Las siete preguntas de seguimiento de la disponibilidad de recursos y acceso a pruebas fueron:

  • “¿Considera que consigue ponerse y quitarse con suficiente seguridad los equipos de protección individual (EPI) de los que dispone?”
  • “En su ámbito de trabajo, ¿dispone de las siguientes medidas de protección frente a la covid-19: mascarilla quirúrgica, mascarilla N95-FFP2-FFP3, batas impermeables, protectores oculares?”
  • “En su zona sanitaria, ¿disponen de acceso al test para la detección de la covid-19?”
  • “En su zona sanitaria, ¿se están haciendo test a los profesionales sanitarios?”
  • “En su zona, cuando se hacen los test a los profesionales sanitarios, ¿qué tipo de test se realiza?”
  • “¿Cuál diría que es su nivel de protección en su puesto de trabajo frente a una posible infección por coronavirus, del 1 al 10 (siendo 1 la menor protección y 10 la máxima)?”
  • “¿Cuál diría que es su nivel de preocupación ante la epidemia actual por coronavirus, del 1 al 10 (siendo 1 la menor preocupación y 10 la máxima)?”

Para el análisis estadístico se utilizó el programa SPSS v.18.0. Primero se realizó un análisis descriptivo. Las variables cuantitativas continuas se describen como media y desviación estándar (DS) en caso de distribución normal, o como mediana y rango si la distribución no fue normal. Las variables cualitativas se describen mediante frecuencias absolutas y relativas (porcentajes). A continuación, para estudiar la asociación entre variables cualitativas se utilizó la prueba de Chi cuadrado con el test exacto de Fisher o razón de verosimilitud, dependiendo de sus condiciones de aplicación. Para estudiar las diferencias entre medias se utilizó la prueba de t Student o la U de Mann-Whitner, para 2 grupos, y el ANOVA o la H Kruskal-Wallis, para más de 2 grupos. Se ha considerado significativo en todos los test realizados un nivel de confianza del 95 % (p<  0,05).

En relación con los aspectos éticos, este proyecto cumple con lo establecido en la Ley 14/2007, de 3 de julio, sobre Investigación Biomédica, con los principios fundamentales establecidos en la Declaración de Helsinki, en el Convenio del Consejo de Europa relativo a los derechos humanos y la biomedicina, en la Declaración Universal de la UNESCO sobre el genoma humano y los derechos humanos, y con los requisitos establecidos en la legislación vigente en materia de investigación biomédica, protección de datos de carácter personal y la bioética. Se cumplió el Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo de 27 de abril de 2016 relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos. La información recogida de cada participante se ha tratado de forma estrictamente confidencial, según lo establecido por la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales, con recogida anonimizada de datos desde el inicio e imposibilidad de reidentificación.

Resultados

Respondieron a esta encuesta 1.210 profesionales entre los días 24 de abril y 6 de mayo de 2020.

La muestra estaba constituida por 1.001 médicos de familia (82,7 %) y 84 (6,9 %) residentes de medicina de familia (MF); es decir, la presencia de MF en ejercicio o formación fue mayoritaria y representó el 89,6 % (Tabla 1).

Las comunidades autónomas con mayor participación fueron: 18,0 % Madrid, 12,8 % Andalucía, 11,6 % Galicia, 9,3 % Comunidad Valenciana, 8,8 % Cataluña y 8,2 % Castilla y León. Se obtuvo representación de todo el territorio nacional (Tabla 1).

Disponibilidad y seguridad en el manejo de los EPI

En relación con el manejo de los EPI, el 23,2 % afirmaban que consigue colocar y retirar con seguridad los EPI, frente al 76,8 % restante, que no lo conseguía. Es de destacar que en el 59,6 % de los casos no fue posible realizar este manejo de EPI en condiciones de seguridad, bien por no disponer de suficientes equipos, bien por no disponer de equipos recomendados u homologados (Fig. 1).

En cuanto a la disponibilidad de EPI en cantidad suficiente, el 17,9 % disponía del equipo completo frente al 82,1 %, que no disponía de equipo completo: disponía de algunos de los elementos que lo conforman en proporciones diferentes. El 70,8 % disponía de mascarillas quirúrgicas, 15,5 % de mascarillas N95/FPP2/FPP3, 21,4 % de batas impermeables y 40,9 % de protectores oculares.

Tabla 1 – Distribución de la muestra en función de la profesión y comunidad autónoma de desempeño de su actividad.

El 51,6 % disponían del equipo completo, pero en cuantía insuficiente. Del mismo modo, y en cantidad insuficiente, el 27,5 % disponía de mascarillas quirúrgicas, 59,9 % de mascarillas N95/FPP2/FPP3, 53,9 % de batas impermeables y 43,3 % de protectores oculares.

Todavía no disponían de EPI el 30,5 % de los profesionales (Fig. 2).

Acceso a pruebas diagnósticas para realizar su labor asistencial

El 11,3 % de profesionales tenían acceso completo siempre que fuera necesario a petición de la PCR, el 3,4 % a solicitud de test rápidos de antígenos, el 6,9 % a la solicitud de test rápidos de anticuerpos, el 40,5 % a la petición de analítica completa, el 61,8 % a la petición de radiología y el 16,9 % a la petición de TAC (Fig. 3A).

Por el contrario, no podían solicitar PCR el 30,7 %, ni test rápidos de antígenos el 69,0 %, ni test de anticuerpos el 52,6 %; no podían solicitar una analítica completa el 30,8 %, radiología el 13,1 % y TAC el 55,0 % (Fig. 3A).

Acceso a test para los profesionales sanitarios

El 75 % de profesionales manifestaron que en su zona se estaban haciendo test a los sanitarios, pero solo en 23,1 % de los casos se estaban haciendo a todos, independientemente de que tuvieran síntomas o no (Fig. 3B).

En las zonas en que se realizaban test a los profesionales, en el 65,8 % de los casos se trataba de PCR, seguido del 25,1 % de test rápidos de anticuerpos de una banda, 22,7 % de test rápidos de anticuerpos de doble banda, y un 8,1 % de test rápidos de antígenos (Fig. 3B).

Figura 1 – Seguridad en la colocación y retirada de los equipos de protección individual (EPI). (Fuente: elaboración propia).

Figura 1 – Seguridad en la colocación y retirada de los equipos de protección individual (EPI). (Fuente: elaboración propia).

Figura 2 – Disponibilidad de los equipos de protección individual (EPI). (Fuente: elaboración propia).

Figura 2 – Disponibilidad de los equipos de protección individual (EPI). (Fuente: elaboración propia).

Figura 3 – Acceso a test diagnósticos y otras pruebas complementarias para su labor asistencial (A) y acceso a test diagnósticos para los propios profesionales (B). (Fuente: elaboración propia).

Figura 3 – Acceso a test diagnósticos y otras pruebas complementarias para su labor asistencial (A) y acceso a test diagnósticos para los propios profesionales (B). (Fuente: elaboración propia).

Nivel de preocupación y de prevención

El nivel de protección que manifestaron sentir los profesionales en su puesto de trabajo presentó una media de 5,42 en una escala de 1 a 10 (siendo el 1 la mínima protección y el 10 la máxima), con una desviación estándar de 2,08 y una mediana de 6 (Fig. 4).

En relación con el nivel de preocupación que manifestaron dichos profesionales, se observó una distribución inversa a la protección que expresaron (Fig. 4) y presentaron una media de 8,68 (siendo 1 la menor preocupación y 10 la mayor), con una desviación estándar de 1,48 y una mediana de 9.

Además, la expresión de la protección y la preocupación guardaba una relación estadísticamente significativa con la disponibilidad de EPI y el acceso a pruebas diagnósticas.

El grado de protección manifestado presentaba diferencias estadísticamente significativas con respecto a: disponibillidad de equipo completo de EPI (p= 0,0005), disponibillidad de mascarilla quirúrgica (p= 0,0005), disponibillidad de mascarillas N95/FPP2/FPP3 (p= 0,0005), disponibillidad de batas impermeables (p= 0,0005), disponibillidad de protectores oculares (p= 0,0005), posibilidad de solicitud de PCR (p= 0,0005), posibilidad de solicitud de test rápidos antigénicos (p= 0,0005), posibilidad de solicitud de test rápidos de anticuerpos (p= 0,0005), posibilidad de solicitud de analítica completa (p= 0,0005), posibilidad de solicitud de radiología (p= 0,0005) y posibilidad de solicitud de TAC (p= 0,0005).

La preocupación manifestada presentaba diferencias estadísticamente significativas con respecto a la disponibilidad de equipo completo de EPI (p= 0,009), disponibilidad de mascarillas N95/FPP2/FPP3 (p= 0,09), disponibilidad de batas impermeables (p= 0,043), posibilidad de solicitud de PCR (p= 0,014), posibilidad de solicitud de test rápidos de anticuerpos (p= 0,015), posibilidad de solicitud de radiología (p= 0,036) y posibilidad de solicitud de TAC (p= 0,0005). El nivel de preocupación expresado no guardaba diferencias estadísticamente significativas con la disponibilidad de mascarillas quirúrgicas ni de protectores oculares, así como tampoco con la posibilidad de solicitud de test rápidos antigénicos ni de analítica completa.

La realización de test a los sanitarios también presentó relación estadísticamente significativa con el nivel de protección (p= 0,0005) y preocupación (p= 0,0005) manifestado. La opinión acerca del tipo de test realizado también presentaba diferencias estadísticamente significativas en relación con el nivel de protección (p= 0,0005, mayor protección la PCR y el test rápido de anticuerpos bibanda), pero no en relación con el nivel de preocupación.

Descripción de la situación actual que está viviendo como profesional que está trabajando en esta pandemia

Los 1.210 profesionales encuestados emplearon 173 términos diferentes que describían esta situación; los más citados: incertidumbre, caos, inseguridad, improvisación, desastre, abandono, desorganización, descoordinación, agotamiento, ansiedad, cansancio, indignación, confusión, mala gestión, desconcierto, estrés.

Visualizar gráficamente estos términos con una herramienta de “nube de palabras” que las presenta con un tamaño relacionado con el número de veces que cada término se cita nos ayuda a valorar cualitativamente la carga emocional soportada por los profesionales (Fig. 5).

Figura 4 – Nivel de preocupación y de protección percibida por los profesionales. (Fuente: elaboración propia).

Figura 4 – Nivel de preocupación y de protección percibida por los profesionales. (Fuente: elaboración propia).

Figura 5 – Términos que describen la situación actual que está viviendo el profesional que está trabajando en esta pandemia. Nota: la figura se realiza con una herramienta de “nube de palabras” que presenta cada término con un tamaño relacionado con el número de veces que se cita. (Fuente: elaboración propia).

Figura 5 – Términos que describen la situación actual que está viviendo el profesional que está trabajando en esta pandemia. Nota: la figura se realiza con una herramienta de “nube de palabras” que presenta cada término con un tamaño relacionado con el número de veces que se cita. (Fuente: elaboración propia).

Comentario

Ante el traspaso de la gestión de casos a AP, la segunda encuesta SEMG de seguimiento de la covid-19 tradujo un escenario poco preparado para la realización de la asistencia bajo los criterios de seguridad del paciente y eficiencia. La respuesta de los 1.210 profesionales, mayoritariamente MF ya en ejercicio o en formación, informó sobre una todavía escasa disponibilidad de EPI, responsable de una falta de seguridad en su abordaje. El acceso a las pruebas diagnósticas y al resto de pruebas complementarias para el tratamiento adecuado del paciente en el entorno extrahospitalario era todavía incompleto. Por otro lado, la proporción de profesionales con acceso completo a los test diagnósticos por su situación de riesgo laboral seguía siendo inferior a una cuarta parte de ello; en otra cuarta parte no tenían acceso alguno. Fruto de todo lo anterior, la sensación de protección en el ámbito laboral se mantiene a niveles bajos y la preocupación sigue creciendo.

Si comparamos estos resultados con los obtenidos en la primera encuesta sobre el Conocimiento y percepción de las medidas adoptadas frente a la covid-19 por los profesionales de Atención Primaria3, realizada por la SEMG, en ambas se produjo una alta participación pese al corto periodo de tiempo en que permaneció abierta, lo que tradujo el interés e inquietud existentes sobre el tema.

No cabe duda alguna de que los EPI solo ofrecen protección cuando se utilizan adecuadamente, y para ello se requiere adiestramiento en el uso, así como seguir unas instrucciones concretas para que la protección sea máxima5-7. Además de ser insuficiente que el 23,2 % exprese saber manejar adecuadamente los EPI, en esta encuesta cabe tener en cuenta que un 26,7 % no disponían de los recomendados, de modo que no se encontraba estandarizado el procedimiento de su manejo y por tanto no se podía garantizar la seguridad del profesional. Finalmente, un 36,4 % no disponían de suficientes EPI. Esta pregunta se modificó con respecto a la primera encuesta3, al constatarse que en aquel primer momento los profesionales manifestaron que solo un 29,1 % sabían manejarlos de forma adecuada. Para intentar profundizar sobre algunas de las razones que podían subyacer, se completó la información requerida a los encuestados con respecto a los EPI de los que disponían. Se destacó así la escasa disponibilidad de equipos completos, que apenas un 17,9 % de los sanitarios manifestaron poseer; la escasez era especialmente grave en el caso de mascarillas N95/FFP2/FFP3, de batas impermeables y de protectores oculares, con cifras levemente incrementadas de estos dos últimos con respecto a la primera encuesta3 (de 14,9 a 15,5 %, de 15,9 a 21,4 % y de 16,2 a 40,9 %, respectivamente).

El acceso a las pruebas diagnósticas y al resto de pruebas complementarias para el abordaje adecuado del paciente en el entorno extrahospitalario era todavía incompleto: solo un 11,3 % podía solicitar una PCR siempre que era necesario, un 40,5 % una analítica completa, un 61,8 % la radiología convencional precisa, y un 16,9 % la TAC. Estos datos no fueron recogidos en la primera encuesta3, aunque es de suponer que, dada la gestión principalmente hospitalaria durante el primer periodo, estas cifras fueran todavía menores. Este es un apartado importante de cara a la gestión de casos, ya que será necesario disponer de todos los recursos humanos y materiales, incluida la petición de pruebas diagnósticas a los pacientes atendidos en el primer nivel asistencial, para poder realizar un verdadero papel de gestión en AP.

En esta encuesta el acceso generalizado de los profesionales a los test diagnósticos completos por su situación de riesgo laboral seguía siendo inferior a una cuarta parte de ellos, mientras que otra cuarta parte no tenían acceso alguno. En la primera encuesta SEMG3, del 14,3 % que habían sido “caso sospechoso” solo el 4,3 % (un 30,1 % de los afectados) manifestaban que se había seguido el protocolo en su caso. Al no haber sido analizado el mismo ítem en las dos encuestas, solo puede decirse que la situación distaba mucho en el momento de la recogida de datos de permitir un control adecuado del conocimiento del estado de contagio de los profesionales y, en todo caso, la evolución tampoco parecía muy favorable.

Fruto de todo lo anterior, la sensación de protección en el ámbito laboral se mantiene en niveles bajos (media de 5,4 sobre 10) y la preocupación sigue creciendo (media de 8,7 sobre 10). Comparada con el 4,07 y el 7,40 de la primera encuesta3, esta cifra indica que poco se ha percibido el incremento de la protección, hecho que probablemente ha influido en que, pese al pequeño incremento en la percepción de la protección, la preocupación siga aumentando y además colocándose en un rango muy elevado. Además, tanto la protección sentida como la preocupación expresada guardan relación de forma general con la disponibilidad de EPI y el acceso a pruebas diagnósticas para la población y para los profesionales.

De forma acorde con todo lo relatado, la información cualitativa incorporada por los profesionales aporta una imagen gráfica de la situación. Para describirla se utilizan términos que invitan a la reflexión social. Pese a las limitaciones de la información suministrada por una encuesta autoadministrada, se debe reflexionar sobre la capacidad de los profesionales para desempeñar su actividad con estos niveles de protección y preocupación, que ponen en peligro tanto su integridad física como psicológica, y, por tanto, su capacidad para desempeñar su trabajo. Este es un hecho que desde la SEMG queremos poner en conocimiento de la administración sanitaria, de la comunidad científica y de la población general, para que se adopten las medidas correctoras de una situación que producirá una debilidad extrema (y creemos que insostenible) en caso de que se produzca la tan temida segunda ola de la pandemia.

Conclusiones

En el momento del traspaso de la gestión de casos a la AP la disponibilidad de EPI por parte de los profesionales era insuficiente; el acceso a la petición de pruebas diagnósticas no era adecuado para la gestión de casos ni para el conocimiento del nivel de contagio de los profesionales.

El nivel de preocupación de los profesionales va en incremento y se encuentra íntimamente relacionado con la protección sentida, así como con la protección real proporcionada por los EPI.

Es necesario adoptar medidas urgentes correctoras de esta situación para poder seguir haciendo frente a esta pandemia.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Bibliografía


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  2. RENAVE. Análisis de los casos de covid-19 en personal sanitario notificados a la RENAVE hasta el 10 de mayo en España. [Internet] 29 de mayo de 2020 [consultado el 30 de mayo de 2020]. Disponible en: https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/INFORMES/Informes%20COVID-19/COVID-19%20en%20personal%20sanitario%2029%20de%20mayo%20de%202020. pdf
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