Clínica Cotidiana

Información del artículo


Historia del artículo:
Recibido el 24 de mayo de 2022
Aceptado el 31 de diciembre de 2023
On-line el 26 de enero de 2024


Palabras clave:
Linfangitis esclerosante no venérea
Pene
Infecciones de trasmisión sexual
Cordón indurado
Patología masculina genital


*Autor para correspondencia
Correo electrónico:
md.pegalajar.g@gmail.com
(M.D. Pegalajar García).

http://dx.doi.org/10.24038/mgyf.2023.067


Keywords:

Non-venereal sclerosing lymphangitis
Penis
Sexually transmitted infections
Indurated cord
Male genital pathology

María Dolores Pegalajar-Garcíaa,*, Israel Pérez-Lópeza, Ana Gil-Villalbaa, Ana María Cabrerizo-Carvajalb, Ricardo Ruiz-Villaverdea

aServicio de Dermatología y Venereología. Hospital Clínico Universitario San Cecilio. Granada. bCentro de Salud Casería de Montijo (Granada).


Resumen


La linfangitis esclerosante no venérea del pene es un patología infrecuente que afecta predominantemente a varones jóvenes sexualmente activos. Pese a ser una entidad exclusivamente genital, no es considerada una enfermedad venérea. Sin embargo, por el grupo poblacional al que afecta, su presentación hace recomendable el despistaje de infecciones de transmisión sexual.

© 2023 Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Publicado por Ergon Creación, S.A.


Penis injury: beyond the venereal

Abstract


Non-venereal sclerosing lymphangitis of the penis is a rare condition that predominantly affects young, sexually active men. In spite of being an exclusively genital entity, it is not considered to be a venereal disease. However, due to the population group it affects, its presentation makes it advisable to screen for sexually transmitted infections.

© 2023 Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Published by  Ergon Creación, S.A.

Caso 1

Varón de 25 años de edad, sin antecedentes personales ni familiares de interés. Consulta al Servicio de Dermatología por una lesión indurada en el pene, asintomática salvo por molestias durante la erección, de una semana de evolución. No ha realizado tratamiento para la misma.

El paciente niega relaciones sexuales previas de riesgo, síndrome miccional u otra clínica acompañante. Como único antecedente, el paciente refiere haber mantenido una erección prolongada el día anterior al inicio del cuadro.

Durante la exploración se aprecia un cordón indurado, de 1 cm de longitud, próximo al surco balanoprepucial (Figura 1). Es indoloro con la palpación, no presenta signos inflamatorios ni adenopatías inguinales.

Los resultados de la analítica sanguínea y del sedimento de orina son compatibles con la normalidad.

El cribado serológico de infecciones de transmisión sexual (ITS) es negativo.

La lesión se resuelve de forma espontánea sin tratamiento, con la recomendación de abstinencia sexual hasta la curación

Figura 1 – Cordón subcentimétrico de color piel, cercano al surco balanoprepucial del pene.

Figura 1 – Cordón subcentimétrico de color piel, cercano al surco balanoprepucial del pene.

Caso 2

Varón de 49 años de edad, sin antecedentes de interés. Acude a Urgencias de Dermatología por presentar una lesión indolora en el pene de dos días de evolución.

Como en el caso previo, el paciente no presenta clínica acompañante y niega relaciones sexuales de riesgo.

Durante la exploración física se visualiza un cordón traslúcido indurado, paralelo al surco balanoprepucial (Figura 2), sin otros hallazgos patológicos.

El cribado serológico para ITS también resulta negativo.

Es diagnosticado, como en el caso previo, de linfangitis esclerosante no venérea del pene (LENVP).

Figura 2 – Cordón de similares características que el anterior, de aproximadamente 1 cm de longitud, paralelo al surco balanoprepucial.

Figura 2 – Cordón de similares características que el anterior, de aproximadamente 1 cm de longitud, paralelo al surco balanoprepucial.

Comentario

La LENVP, también llamada linfangiectasias transitorias benignas del pene, es una entidad que afecta a varones sexualmente activos, con predominio entre la segunda y la cuarta décadas de vida, aunque se han reportado casos entre los 18 y los 70 años de edad1,2,6.

Clínicamente se caracteriza por la aparición de un cordón indurado de color piel situado en el surco balanoprepucial del pene, que generalmente resulta indoloro excepto en algunos casos en los que se producen molestias durante la erección4. No se acompaña de clínica uretral, miccional y no presenta adenopatías locorregionales, como en los casos mencionados. En algunas ocasiones pueden aparecer edema de glande, erosiones o ulceraciones próximas al cordón que pueden dificultar su diagnóstico7.

Constituye una patología infrecuente, probablemente por ser infradiagnosticada debido a su curso indolente y transitorio2,3,6, y a que por su localización y relación con la esfera sexual puede provocar sentimientos de ansiedad o vergüenza6.

La etiopatogenia permanece en debate. La teoría etiopatogénica más admitida en la actualidad es la obstrucción de origen traumático de los vasos linfáticos en el surco balanoprepucial tras una actividad sexual intensa durante la semana previa1-6.

Como factores predisponentes se han propuesto la presencia de variantes anatómicas vasculares5, la circuncisión1 y algunas infecciones.

La etiología infecciosa ha sido ampliamente estudiada, con una posible asociación a uretritis de causa gonocócica y no gonocócica, herpes genital, sífilis, infecciones por tuberculosis y enterovirus3 entre otras. Sin embargo, la ausencia de crecimiento de patógenos en la mayoría de los cultivos realizados parece descartar esta opción como la más probable2.

En el diagnóstico diferencial del LENVP se encuentran entidades como la enfermedad de Mondor (EM), la angeítis subaguda y la enfermedad de La Peyronie (EP).

La EM y la LENVP son patologías muy similares en su forma de presentación, epidemiología y etiología; algunos autores las consideran una única entidad. La EM consiste en la trombosis de una vena dorsal del pene, generalmente en varones menores de 45 años de edad5, debida a microtraumatismos repetidos (como una actividad sexual intensa) o factores procoagulantes tales como infecciones, intervenciones quirúrgicas, tumores pélvicos, entre otros3,5,6. La anatomía patológica muestra hallazgos diferenciales entre ambas: obstrucción de la luz venosa en la EM, esclerosis e hipertrofia de los vasos linfáticos en la LENVP1. La presencia en el estudio inmunohistoquímico de marcadores como CD-31 y D-240 ayudan también a distinguir la afectación de vasos linfáticos frente a pequeñas venas8. Puesto que la LENVP es una patología benigna que no suele requerir biopsia de inicio3,6, la ecografía es un método útil en su diferenciación. Ecográficamente, en la EM se visualiza una lesión endoluminal hipoecoica, con incremento del calibre venoso y disminución de su compresibilidad; en la LENVP la alteración se localiza en los vasos linfáticos sin afectación venosa5.

La angeítis subaguda consiste en la inflamación de un vaso que generalmente se presenta en el contexto de consumo de drogas o de una panarteritis nodosa3.

La EP se caracteriza por la formación de tejido fibrótico en la capa albugínea del pene, que produce la incurvación del mismo de forma progresiva3.

Aunque se han comunicado recidivas en algunos casos de LEVNP, posiblemente en pacientes predispuestos por presencia de anomalías anatómicas que facilitan la aparición de linfangitis de repetición6, en la mayoría constituye una patología autorresolutiva; la única recomendación es la de abstinencia sexual1,3,6. Su resolución suele darse al cabo de entre 3 días y 5 meses tras su presentación4. En caso de persistencia o recidiva recurrente, la ablación quirúrgica del vaso afectado es una opción a valorar3.

En conclusión, la LEVNP constituye una patología benigna, probablemente más frecuente en la práctica clínica diaria de lo que existe reportado en la actualidad. Su correcto diagnóstico puede ayudar a evitar pruebas invasivas y tratamientos innecesarios, aparte de resultar tranquilizador para los pacientes por sus posibles connotaciones dentro de la esfera de la sexualidad. Puesto que esta entidad afecta a hombres jóvenes activos sexualmente, consideramos de interés el cribado completo de las ITS1,3.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Bibliografía


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