Clínica Cotidiana

Información del artículo


Historia del artículo:
Recibido el 7 de septiembre de 2024
Aceptado el 24 de septiembre de 2024
On-line el 28 de noviembre de 2024


Palabras clave:
Arteritis de células gigantes
Atención primaria
Aortitis


*Autor para correspondencia
Correo electrónico:
isabel.jimeno@semg.es
(I. Jimeno Sanz).

http://dx.doi.org/10.24038/mgyf.2024.055


Keywords:

Giant cell arteritis
Primary care
Aortitis

Natalia Escauriaza Ispizua, Esperanza Tenreiro Villar, Isabel Jimeno Sanz*, Ana García de Francisco

Centro de Salud Isla de Oza. Madrid.


Resumen

La arteritis de células gigantes (ACG) es una vasculitis sistémica que afecta a vasos intra y extracraneales. Un diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado son imprescindibles para mejorar su pronóstico.

Presentamos el caso de una paciente diagnosticada de ACG tras aortitis y cefalea, en el contexto de una bronquitis aguda para destacar la importancia del diagnóstico y así evitar las posibles complicaciones. La ACG es causa de aneurismas y disecciones de la aorta potencialmente mortales, incluso años después del diagnóstico inicial.

© 2024 Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Publicado por Ergon Creación, S.A.


Giant cell arteritis

Abstract


Giant cell arteritis (GCA) is a systemic vasculitis affecting intra- and extracranial vessels. Early diagnosis and appropriate treatment are essential to improve its prognosis.

We present the case of a patient diagnosed with GCA after aortitis and headache, to highlight the importance of diagnosis and thus avoid possible complications. GCA causes potentially fatal aortic aneurysms and dissections, even years after the initial diagnosis.

© 2024 Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Published by  Ergon Creación, S.A.

Mujer de 64 años de edad, exfumadora (IPA = 60 paquetes-año), que refiere dolor en el hemitórax izquierdo, irradiado hacia la región dorsal y cervical, de 3 semanas de evolución. Mejora con la toma de dexketoprofeno. Consultó por este síntoma en Urgencias, donde el diagnóstico fue de dorsalgia mecánica y se pautó tratamiento con analgesia.

Refiere, además, cefalea con alodinia e hiperestesia en el cuero cabelludo, así como dolor en el ángulo mandibular; no tiene amaurosis fúgax, ni claudicación de las cinturas escapular ni pélvica.

Se solicita una radiografía de tórax, cuyos hallazgos hacen sospechar la existencia de un enfisema pulmonar. La paciente es remitida al Servicio de Neumología.

Allí se realiza una TAC de tórax, cuyo hallazgo más importante es una dilatación en el cayado aórtico de (42 mm), con desplazamiento central del calcio de la íntima y leve derrame pericárdico.

Es remitida a la Unidad Coronaria, donde es ingresada.

El estudio se completa con un angio-TC de la aorta toracoabdominal, con la que se descarta la disección aórtica y se evidencian datos sugestivos de aortitis en el cayado aórtico, los troncos supraaórticos y la aorta descendente hasta T7; hay leve derrame pericárdico y las arterias coronarias son permeables (figura 1).

Durante su ingreso se observa elevación de reactantes de fase aguda (proteína C reactiva 13,10 y velocidad de sedimentación globular 300 mm/h) y de marcadores de daño miocárdico (meseta de TnI 807,5 ng/L).

No hay alteraciones en el electrocardiograma (figura 2) ni en el ecocardiograma transtorácico.

También se realiza PET-TC, en el que se observa engrosamiento mural concéntrico con captación patológica de fluorodesoxiglucosa, de moderada-elevada intensidad, y distribución heterogénea en el cayado aórtico, donde muestra mayor actividad (SUVmax 8,1), y en un segmento de la aorta descendente, todo ello probablemente relacionado con patología inflamatoria (figura 3).

Dada la clínica y los hallazgos de las pruebas complementarias, se sospecha la existencia de una arteritis de células gigantes, con aortitis a la altura del cayado aórtico.

Figura 1 – TAC torácica. Engrosamiento mural concéntrico de todo el cayado aórtico, que continúa hasta la aorta descendente a la altura de T7, en el origen de la carótida común izquierda y en la subclavia izquierda; son hallazgos sugestivos de aortitis. Ateromatosis calcificada en el cayado aórtico. El calibre de la aorta ascendente y abdominal está dentro de la normalidad.

Figura 1 – TAC torácica. Engrosamiento mural concéntrico de todo el cayado aórtico, que continúa hasta la aorta descendente a la altura de T7, en el origen de la carótida común izquierda y en la subclavia izquierda; son hallazgos sugestivos de aortitis. Ateromatosis calcificada en el cayado aórtico. El calibre de la aorta ascendente y abdominal está dentro de la normalidad.

Figura 2 – Electrocardiograma. Taquicardia sinual, eje normoposicionado, QRS estrecho y sin alteraciones agudas de la repolarización.

Figura 2 – Electrocardiograma. Taquicardia sinual, eje normoposicionado, QRS estrecho y sin alteraciones agudas de la repolarización.

Figura 3 – PET-TC. Engrosamiento mural concéntrico con captación patológica de fluorodesoxiglucosa, de moderada-elevada intensidad y distribución heterogénea en el cayado aórtico (donde muestra mayor actividad: SUVmax 8,1) y en un segmento de la aorta descendente; todo ello está probablemente relacionado con la existencia de patología inflamatoria.

Figura 3 – PET-TC. Engrosamiento mural concéntrico con captación patológica de fluorodesoxiglucosa, de moderada-elevada intensidad y distribución heterogénea en el cayado aórtico (donde muestra mayor actividad: SUVmax 8,1) y en un segmento de la aorta descendente; todo ello está probablemente relacionado con la existencia de patología inflamatoria.

Se pauta tratamiento con metilprednisolona (250 mg como dosis inicial y pauta descendente progresiva). Tras los resultados negativos de las serologías se pauta tocilizumab (400 mg, por vía intravenosa).

La paciente presenta buena respuesta clínica: remiten los síntomas y en la analítica se observa un descenso de los reactantes de fase aguda y de las troponinas.

Se completa el estudio con ecografía doppler de las arterias temporales, realizado tras 2 bolos de glucocorticoides. En él no hay datos que sugieran vasculitis.

Ante la mejoría clínica, analítica y radiológica se decide el alta a su domicilio con tratamiento ambulatorio.

Comentario

La arteritis de células gigantes (ACG), también conocida como enfermedad de Horton, arteritis craneal o arteritis de la temporal, es una vasculitis inflamatoria granulomatosa no necrotizante, que afecta a las arterias de mediano y gran calibre. Es la vasculitis de grandes vasos más frecuente en mayores de 50 años.

Las arterias carótidas externas, internas y sus ramas son las que con mayor frecuencia se ven afectadas; esto es responsable de las manifestaciones clínicas clásicas de la enfermedad: cefalea, claudicación mandibular y alteraciones visuales. A menudo, coexiste la afectación extracraneal de grandes vasos, sobre todo en la región del cayado aórtico y de la aorta torácica. Del 6 al 20 % de los pacientes con ACG presentan aneurismas de la aorta, especialmente de la ascendente, cuya mortalidad es elevada (ratio de mortalidad estandarizada 2,83).

Los aneurismas pueden estar presentes en el momento del diagnóstico, pero también pueden aparecer años después. En un estudio observacional de 204 pacientes con ACG, el tiempo medio desde el diagnóstico hasta la aparición de un aneurisma fue de 5,4 años.

Mediante pruebas de imagen es posible detectar la aortitis, que se define como el engrosamiento de la pared aórtica de más de 3 mm o una captación significativa de fluorodesoxiglucosa en el PET-TC.

Las manifestaciones y complicaciones de la ACG conllevan una importante morbimortalidad si no se diagnostican y tratan precozmente, por lo que es necesario conocer y valorar de forma adecuada esta emergencia médica desde atención primaria.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Bibliografía


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