Carta al Editor

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*Autor para correspondencia
Correo electrónico:
crosadorubio@gmail.com
(C. Rosado Rubio).

http://dx.doi.org/10.24038/mgyf.2022.055

Consolación Rosado Rubio*, David Menéndez González, María Dolores Barreda Grande, Gilda Carreño Cornejo, María Rosario Manzanedo Bueno, Carmen Felipe Fernández, Jesús Martín García

Servicio de Nefrología. Complejo Asistencial de Ávila.


Señor editor:

La fractura de cadera (FC) es una consecuencia grave de la osteoporosis y se relaciona con el aumento del riesgo de nuevas fracturas y muerte prematura1. Es un importante problema de salud, sobre todo en ancianos, al presentar en este grupo una elevada prevalencia y morbi-mortalidad, así como un elevado gasto en recursos sanitarios. En esta población también es muy prevalente la enfermedad renal crónica (ERC) y la enfermedad renal crónica avanzada (ERCA)1,2. 

Se recomienda la evaluación de los factores de riesgo de FC a nivel individual para poner en marcha intervenciones que lo reduzcan3. Para ello existen distintas herramientas de predicción del riesgo; FRAX1-3 es una de las más extendidas en la población general, pero infraestima el riesgo de FC en la ERC y, sobre todo, en la ERCA2,3, al no contemplarlas entre los factores de riesgo.

Sin embargo, la ERC sí es un factor de riesgo independiente de FC, pues aumenta la frecuencia de caídas por debilidad muscular, sarcopenia, neuropatía y miopatía1. El concepto reciente de “osteoporosis urémica” muestra que las toxinas urémicas favorecen la pérdida de masa ósea, y que las propiedades mecánicas del hueso están afectadas adicionalmente por factores intrínsecos a la ERC. Ambos hallazgos se hacen patentes desde el estadio 3a hasta el 5d1-4. La osteoporosis urémica se relaciona con el descenso de la densidad mineral ósea, el aumento del riesgo de fractura y de la mortalidad en la ERC, en la que el hiperparatiroidismo secundario no es el principal responsable de la aparición de FC, sino la pérdida de densidad mineral ósea (DMO), junto con el descenso de las propiedades mecánicas del hueso4,5.

El nefrólogo y el médico de Atención Primaria deben conocer los factores de riesgo de osteoporosis y FC en sus pacientes con ERC y, especialmente en la ERCA, en la que se sabe que los resultados de la fractura son peores3-7. El objetivo final sería establecer un perfil de riesgo en estos pacientes para establecer medidas preventivas, que impidan la fractura y que mejoren las secuelas de la misma.

Para lograrlo, en nuestra población de pacientes hospitalizados por FC, con ERC o ERCA durante un período de 18 años (enero de 2000 hasta diciembre de 2018), realizamos un estudio observacional, descriptivo y transversal de las características demográficas, los factores de riesgo clásicos de FC y los factores relacionados con la osteoporosis urémica y la enfermedad mineral-ósea de la ERC. Comparamos a los pacientes con ERC (aclaramiento de creatinina entre 59 y 20 ml/min) y con ERCA (aclaramiento de creatinina inferior a 20 ml/min). Para el análisis se utilizó el paquete estadístico SPSS v. 20.0 para macOs. Las variables cuantitativas se expresan como mediana y rango intercuartílico y las cualitativas como porcentaje. Las comparaciones se realizaron con t de Student y Chi2, con un nivel de significación p<0,05. 

En este periodo fueron hospitalizados por FC 291 pacientes con ERC, 105 hombres (36,1 %) y 186 mujeres (63,9 %), con una mediana de edad de 87 años (83-91) y una mediana del aclaramiento de creatinina 30,7 ml/min (23,0-39,7). El resto de variables se expresan en las tablas adjuntas (tablas 1 y 2). 

Vemos que la ERCA empeora el pronóstico de la FC, pues
dificulta el tratamiento quirúrgico y aumenta el tiempo de hospitalización y el riesgo de muerte. Esto puede deberse a que el aumento de los marcadores de enfermedad mineral ósea de la ERCA favorece la osteoporosis urémica, posiblemente responsable de este perfil desfavorable.

Nuestros resultados muestran que los pacientes con ERCA, insuficiencia cardiaca y elevación de marcadores de la enfermedad mineral ósea son un colectivo de riesgo de mal pronóstico de la FC. El médico de Atención Primaria es el profesional que tiene un contacto más frecuente y directo con estos pacientes, por lo que se postula como el agente fundamental en la identificación de este perfil de riesgo de fractura, para así intentar implementar medidas preventivas que consigan evitar la aparición de esta complicación.

Tabla 1 – Variables cualitativas y cualitativas demográficas y de morbilidad estudiadas.
Tabla 2 – Resultados de la comparación entre ERC y ERCA.

Bibliografía


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